EN DECADENCIA

28 de marzo del 2013

Por: Jorge Zamacona

Eran los años 70´s cuando traté por primera vez a Roberto Madrazo Pintado, ahí empezó una carrera política de casi 30 años, en estos tiempos en el PRI se formó una generación de políticos, de hombres y mujeres acostumbrados a la disciplina ferra y la sumisión; en ese tiempo él Presidente de la república era el todo poderoso, el omnipotente, casi un dios; los cacicazgos prevalecían en todo el país, los sectores que cobijaban a este instituto político tenían privilegios de castas divinas, todo se movía de acuerdo a lo que decía el “dedo divino” nadie, absolutamente nadie se atrevía a contradecir la voluntad de un hombre vestido de “todopoderoso”; el abuso de poder y la corrupción desmedida empezó a corroer los cimientos de un sistema casi perfecto; la sociedad empezó a romper un esquema impuesto por un grupo de hombres y mujeres que se distinguían por su prepotencia y arrogancia; el resultado, una ciudadanía cansada de tanto despilfarro y cinismo que buscó una salida “democrática” hacia otra opción, sin importar cuál sería la consecuencia de esta decisión; hoy el PRI, después de 12 años, ha recuperado el poder a nivel Federal, con “nuevos” cuadros y mayor frescura en su percepción hacia la ciudadanía inicia un proceso de comunicación más “efectiva” con la gente, rayando quizá un poco en la exageración, pero remarcando el poder presidencial de antaño, actitud que a muchos agrada por el gran vacío de poder que prevaleció en la transición democrática, y la descomposición que repercutió en el tejido social; hoy si el PRI quiere recuperar la confianza ciudadana como gobierno, deberá devolver primero a su militancia el respeto que se merece, pero sobre todo, los hombres de poder hoy deberán privilegiar la palabra y abrir los espacios a los hombres y mujeres que sean leales a los principios que rigen a este partido…

Todo este marco de referencia viene como consecuencia de lo sucedido o lo que está pasando en el priísmo hidalguense; en una entidad donde todavía se pretende imponer sin consensar, donde se quiere castigar al que no obedezca y se promueva al menos capas, donde la sumisión raya en lo indigno y algunos aparentan disciplina sin convicción; al que se rebela lo amenazan e intimidan con violentar su vida diaria y arrebatarle su tranquilidad familiar; es triste ver a “políticos” Tulancinguenses que en su vida cotidiana, son soberbios con los humildes y humildes con los soberbios; “políticos que como antaño se sienten tocados por la mano de “dios” y abusan de su envestidura, sin tener ni la cuarta parte de la sensibilidad de lo que poseían los emanados de la revolución; ¿Pero porque viene todo esto? Por algo tan simple que pudo haberse resuelto de manera rutinaria en Tulancingo, en la mala decisión que tomó el partido tricolor al imponer a un joven inexperto hasta en su forma de agarrar un micrófono para dirigirse a los que hoy lo “vitorean”, cuando ayer lo tildaban de inepto, Eduardo Batalla nació muerto, comentaban quienes después le sonreían y aplaudían sus palabras sin contenido político digno de un aspirante a dirigir a un partido hoy en la gloria política; pero ¿Cómo llega este joven?, dicen los que saben que es un capricho de un hombre de poder, otros que es el más sumiso, obediente y sobre todo, sin aspiraciones a crecer más en este rudo oficio, pero y ¿Por qué lo aceptaron los principales actores políticos de este municipio? Por disciplina, ni duda cabe, no olvide usted que en Hidalgo todavía impera la maquinaria institucional; algunos lo aceptaron por lealtad al amigo, otros por no perder “La chamba” hicieron el ridículo; y lo peor, promovieron la violencia a quienes solo mencionaron su inconformidad a esta decisión tan descabellada; el pasado sábado quedará en la memoria de muchos priístas, ya que con la actitud que mostraron iniciaron su propia decadencia; en primera, porque el tiempo de algunos llegó a su fin, le abrieron el paso a un joven, mediocre sí, pero joven al fin, lo que significa que el ciclo de algunos como Oralia Vega, Enrique Macedo, Mario Masías, Blanca Luz Soto Plata y otros, cedieron la estafeta a una nueva generación que adolece de preparación, malicia, intuición, conocimiento real del quehacer político y sin emoción social suficiente para llegar a mover multitudes, Batalla es un pésimo orador, y el mejor alumno de los que hoy preparan maletas para dejar su espacio a los “nuevos” quienes han aprendido de sus “maestros” lo más indigno, “llegar al poder en base a la sumisión” y no al mérito propio de ser capaz de conquistar los espacios políticos con trabajo y lealtad, pero sobre todo, con orgullo de representar a un partido que les ha dado todo y que ellos, los que se van, no defienden a este instituto de las garras de la improvisación, creyendo que cuando los jóvenes se equivoquen recurrían a ellos en busca de un “sabio concejo”, ¡craso error de estos simuladores! Pensando que esto sucederá, porque a los que menos acudirá este joven mediocre, será a ellos, porque en su gran mayoría solo le enseñaron o mostraron lo que no se debe hacer en política, practicar la arrogancias, actuar con soberbia y ser ignorantes, traidores y malagradecidos con la ciudadanía que se agotó de ver los mismos rostros y escuchar los mismos pésimos discursos, llenos de palabras huecas sin contenido ideológico y mucho menos político, así ningún partido crece y ningún joven político se forma; conclusión... el líder moral de los tricolores en la entidad deberá escuchar más a sus verdaderos operadores políticos y dimensionar cualquier decisión, pues las consecuencias se pueden revertir y afectar la “tranquilidad” política que aun se vive en Hidalgo, sobre todo en tiempos previos a una contienda electoral de la envergadura de la renovación del congreso local; al dirigente de este partido a nivel estatal se le recomienda no confiar en sus delegados “políticos” sin oficio, y no confiar en ellos como si fueran sus propios “ojos” en municipios tan importantes como Tulancingo, pues las consecuencias fueron funestas, y el descontento total, pues sus enviados dieron “línea” dentro de un manejo desaseado, complicando todo un proceso que se anunció con tres meses de anticipación; hoy el resultado es tormentoso, y quizá este joven mediocre sea ungido como Presidente del PRI municipal en Tulancingo, pero la pregunta que retumba en la mente de muchos verdaderos priísta de este lugar, “¿Quién va a apoyar a Batalla?” Si casi todos los que hoy estuvieron le están apostando a su debacle, aunque digan que hoy están más unidos que nunca, la “nobleza política” cada uno de sus integrantes o en su gran mayoría lo que quieren es “chamba” o un encargo para seguir disfrutando de las “miles del poder” que los ha cobijado en los últimos años y les ha dada una ritmo de vida que nunca hubieran disfrutado sin la sombra del presupuesto, y esta ambición no ha tenido limites y han pasado algunos por encima aun de sus seres más queridos; se que con estos comentarios muchos aboneros de la perversidad dirán ¿Qué quien somos nosotros para vertir opiniones? La respuesta aflora de inmediato, una carrera política de más de 30 años, un agradecimiento al partido que me formó y un respeto por las nuevas generaciones que avanzan avasalladoramente, algunos ignorantes del oficio y los menos, los jóvenes que ansían mejorar este país con ímpetu, preparación y con una mentalidad diferente a los de antaño, pero sin perder lo que han aportado políticos grandes como Lázaro Cárdenas del Rio, Javier Rojo Gómez, Ignacio Altamirano, Jesús Reyes Heroles, Enrique González Pedrero, Fernando Gutiérrez Barrios, sin olvidar aquellos hombres que nos dieron libertad y murieron por lograr la justicia para nuestra patria, como Miguel Hidalgo, Vicente Guerrero, José María Morelos, sin olvidar por supuesto a Don Benito Juárez que nos enseñó a los mexicanos que todo se puede lograr con dignidad, respeto y amor a México, pero sobre todo, nunca olvidar que el oaxaqueño nos enseñó que la lealtad a la patria así como entre los hombres es garantía de triunfo; que cualquier prebenda que se pueda obtener fincado en la traición a un pueblo que tiene sus esperanzas en los buenos ideales de sus líderes está condenado al fracaso… Y si el PRI quiere lograr la hegemonía que tuvo en sus años de gloria, deberá de cumplir con dos requisitos fundamentales, privilegiar la palabra y dar a cada militante lo que le corresponda…