GASTO SOCIAL

11 DE OCTUBRE 2012

CATOLICISMO: QUE SIEMPRE SÍ

 

La difusión de un documento pastoral de la Conferencia del Episcopado Mexicano, denominado Educar para una nueva sociedad. Reflexiones y orientaciones sobre la educación en México, confirma las sospechas de que la Iglesia Católica y un sector de Legisladores conservadores negaban, “la acometida del clero para intervenir directamente en la educación”.

La reforma al artículo 3° Constitucional no aparecía como un mero accidente histórico, sino que era producto de este interés desbordado de los cielos por meter mano en la formación de menores desde las aulas, como en los peores tiempos de los señores feudales, las anatas y la creación de la controvertida teofagia, cuando ese culto sentía la necesidad de enseñar, por cierto, contenidos sumamente cuestionables y abiertamente anticientíficos.

Sin tapujos, Alfonso Cortés Contreras, Presidente de la Dimensión Pastoral Educativa, quien presentó el texto, indicó que la iglesia siempre ha estado presente en la vida de la nación, “y principalmente en el campo de la educación”, dejando en claro su intención injerencista en este rubro, a meses de una controvertida reforma que el persignado panismo le entregó en charola de plata por su incondicional apoyo.

Elaborado en cuatro partes a partir de las propuestas de los obispos de México aportadas durante la Asamblea Plenaria celebrada en noviembre del 2011, hoy también coinciden con esos Legisladores retrógrados en señalar que existe una necesidad en la educación a nivel nacional, una auténtica emergencia, señala el texto en que se hace énfasis en la misma rendija que dejaron abierta los reformistas de la pasada legislatura y veamos las razones.

Cuando en el texto constitucional se dejó en claro que tras los cambios, se llevaría a las aulas la religión a solicitud de los propios padres de familia, aquí, en el tercer capítulo, se menciona exactamente lo mismo: “... los padres de familia deben hacerse presentes, más explícitamente en la educación de sus hijos, en colaboración de los maestros”, es decir, si uno y otro coinciden es porque necesariamente tienen el mismo origen.

Luego, para burla de la equidad de género, dentro del mismo capítulo, casi a renglón seguido, el documento de la CEM, afirma que la verdadera educación sexual es educación para “el amor fiel y responsable entre hombre y mujer”. No se necesita mucho para entender que el catolicismo sigue obcecado en su miope visión de que la homosexualidad es una anormalidad, al poner como modelo de la relación de pareja las heterosexuales, algo por lo el Estado debería de dejarlos totalmente fuera de cualquier intento de opinar sobre educación, pues supone discriminación.

Esta pues, no puede ser como ese culto señala, la visión del hombre, sino en todo caso sería sólo la visión del hombre fanático, y es de sobra señalar que con fanatismo, sesgo y falta de respeto por los demás, no se puede educar, de ahí la necesidad de que se impida este intento de llevar la iglesia a las escuelas, y todavía más revisar las condiciones en que operan las escuelas a cargo de organizaciones religiosas, donde se dan toda clase de herejías a la razón, abusos de poder y casos de pederastia.

Para el CEM, por años el Estado Mexicano privilegió “modelos cada vez más distanciados de la educación en sí, que mediatizaban la educación con fines políticos y de partido”. No cabe duda que en ese sentido los planes y programas de estudio fueron lentos pero casi nunca fueron rehén de partidos y usados para la política, decirlo es totalmente irresponsable. Por el contrario, si en algo se ha interesado el Gobierno es en separar la política de la escuela y sobre todo en afirmar su espíritu laico, buscando que tampoco la religión intervenga.

Este cuidado de no mezclar el mundo de la fe (entiéndase como el de la fantasía) con el de la realidad, es el que debe garantizar la ley, sin embargo, ahora con esta oportunidad que unos irresponsables representantes populares abrieron, acecha nuevamente el oscurantismo de enseñanzas arcaicas y desfasadas que nada puede opinar del mundo de la ciencia porque simplemente son incompatibles.

 

César Peña *

cesarpesa@hotmail.com

 

* Periodista, investigador y economista