EDITORIAL.

29 DE OCTUBRE DEL 2015

Los liderazgos se pierden cuando la conducta se desvía. Algunos líderes viven su momento y brillan como el sol, solo que existen nubes que opacan  ese brillo y el resplandor se oculta,  es aquí cuando viene la frustración y el deseo de poder envenenar las entrañas sin medir las consecuencias; Moisés Jiménez, un hombre que vivió y disfrutó como pocos el poder a plenitud, y como todo líder lastimó conciencias,  se ensañó con sus adversarios, los humilló, los empequeñeció, y al final como todo en política vino el debacle y llegó el fin de su “reinado” que él al parecer se niega aceptar buscando aliados para combatir lo que él mismo forjó, la solidez de un sistema sindical a prueba de todo y de todos; el desdén con que fue tratado hace unos días por los que ayer lo respaldaban así lo demuestra, debe entender que su liderazgo ha quedado en la historia, que buena o mala es “toro” pasado; en Hidalgo el ex líder magisterial debe disfrutar de lo hecho en su momento y olvidar la cuestión política porque se va a topar con un sistema abierto a la critica por el afán democrático de moda, pero no va a permitir que nadie le inquiete a un sector muy importante que ya empezó a acomodarse  en los nuevos esquemas del actual gobierno. Carlos Jonguitud y Elba Esther Gordillo deben ser sus mejores reflejos a cualquier actitud que el tome.