Modelo económico

24 ENERO 2013

POR: CÉSAR PEÑA

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Los albores del declive de la economía de mercado mejor conocida cono neoliberalismo, ha sido el prolegómeno de la irrupción de ideas, algunas nuevas y otras no tanto, para que las economías de América Latina reconsideren la abierta posibilidad de cambiar el modelo económico vigente por uno diferente, sin damnificados sociales ni brechas tan amplias en lo material como ahora que resultan más que oprobiosas.

                Sólo los más ingenuos se negarían a ver que el actual modelo es totalmente inequitativo, provocando que sólo un puñado de empresarios monopolicen los medios y concentren la riqueza mientras el grueso de la población se debate en la inanición con menos de un dólar al día para subsistir.

                Claro está, que los agoreros del neoliberalismo hablarán sobre toda clase de panaceas y bondades del modelo actual pues a ellos, más que a nadie, les ha beneficiado este esquema que está cumpliendo más de tres décadas haciendo estragos sociales sin que los gobernantes se atrevan a repensar en una solución, ya no decimos ni siquiera a corto, sino a mediano o largo plazo.

                Esta visión “calderónica” de los resultados transexenales de una política perfectamente definida desde las esferas del poder, es, en el caso del ámbito económico, un fracaso anunciado desde la caída de las economías latinoamericanas y luego europeas, que han arrastrado sin duda a otros países y hasta el mundo entero al colapsarse irremediablemente por su inviabilidad social.

                Recordemos lo que sucedió con los charolazos y el corralito argentino, cuya depresión dejó en la ruina a miles de familias, el caso Grecia y ahora España, así como la crisis inmobiliaria sin solución fácil en Estados Unidos, que sigue a un paso del abismo.

                En México, se acaba nuevamente de aprobar el Presupuesto de Egresos y ni una sola palabra para cambiar el panorama para cerca de 70 millones de personas que viven en los límites de la pobreza alimentaria, apostándole exclusivamente a paliar la pobreza mediante deficientes y estériles programas asistenciales que en nada cambia la situación de las personas.

                Para muchos analistas del desequilibrio y legitimadores del sistema, apenas comienza a llegárseles una leve ola de indignación y piden que se revise el modelo que desde casi 20 años está generando la más profunda desigualdad, muerte y destrucción por todo el globo. Se calcula, tan que en AL, existen cerca de mil 300 millones de personas en pobreza y ni que decir de los que carecen de toda garantía social y viven en las calles.

                La falta de universalidad de los servicios que proporciona el Estado esta agravando, en parte, esta situación, pues algunos están en posibilidades de entrar en la cobertura mientras otros quedan totalmente excluidos aunque está sobre la mesa que cualquier institución, ya sea el ISSSTE, el IMSS o aquellos dependientes de la Secretaría de Salud, puedan proporcionar el servicio a la población abierta.

                Estamos ante el triunfo de la injusticia económica y el tiempo de las limosnas a los pobres llamada Teletón, un kilo de ayuda, filantropía empresarial e infinidad de otros nombres que sólo sirven para que el Estado evada su responsabilidad y magnates descarados muestren su “generosidad” a la sociedad cuando ellos son en parte, altamente responsables de este desastre social.

                Sólo los zapatistas, con su más reciente aparición, totalmente reformada y con ideas claras, han podido dar una solución diferente a un México que se ahoga por problemas diversos, en el que la inseguridad y al violencia tienen amplios espacios, pero que forman parte del mismo problema; un deficiente esquema económico que parece no querer irse ante la obstinación de quienes dirigen al país.

 

Cuentas claras: Con la petición de algunos intelectuales mexicanos de que se le impida a Felipe Calderón impartir cátedra en la Universidad de Harvard, se están dando los primeros pasos para que la justicia tenga otro rostro pues es una persona que carece de la solvencia moral y además de los conocimientos para transmitir conocimientos en una institución que presume de excelencia en su cuadro docente.

 

 

* Periodista, investigador y economista