Justicia mexicana

07 DE FEBRERO DEL 2013

POR: CÉSAR PEÑA

La liberación de la ciudadana francesa Florence Cassez de parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, agrega otro negro precedente de la justicia mexicana, no por el hecho de concluir que con ello se reparó el procedimiento tras detectar anomalías en la detención, en que sin duda alguna, se violaron sus derechos humanos, sino que sugiere que cualquiera, que esté implicado en un delito, puede argumentar y demostrar lo arbitrario de su detención para buscar su liberación -más no su inocencia-, con lo que la SCJN queda mucho a deber a los mexicanos en eso de que las leyes son de observancia general y sobre todo, que no es negociable.

            El asunto puede ser visto desde dos perspectivas a decir; una, el deseo de México de recomponer las relaciones diplomáticas con Francia luego de que desde la administración foxista y luego con Calderón, se tejió un ex abrupto con el ex mandatario galo Nicolás Sarkozy al buscar una permutación de su proceso para seguirlo en Francia y dejar con ello México, pese al montaje que se había demostrado con claridad de éste y otros casos a manos de la AFI.

            Desde esta óptica, había sin duda una urgencia por recomponer el camino, pero el precio que se escogió es elevado y la prueba tal es que al otro día de la liberación de la francesa, un estudio sobre la confianza en las instituciones y la justicia mexicana revelaron que muy pocos mexicanos creen que exista justicia en el país, al margen de que ni siquiera se miró a las presuntas víctimas de la francesa y sus cómplices, que no creían el inexplicable fallo.  

            La urgencia diplomática sobrepasó y aplastó a la urgencia política de una necesidad de mostrar expedito y creíble al sistema de justicia mexicano, donde por el contrario, demostró que la ley cojea de una pierna y no sólo eso, sino que el descrédito local enturbia cualquier indicio de confianza de los mexicanos y las víctimas, además de la reprobación general. Los únicos felices fueron Cassez, su familia y algunos franceses como Francois Hollande que la recibieron como heroína cuando los expedientes y averiguaciones revelan que se trata de una criminal con cara de ángel.

¿Por qué el fallo de la SCJN no convence? Si tratamos el asunto desde la verdad jurídica, claro está en que hubo un montaje previo para la televisión en que se ve a Cassez en la casa de los plagios cuidando a las víctimas, aunque ahora sabemos que la mujer estaba en la calle cuando la detuvieron horas antes sin decirle nada antes de llevarla a la escena de la grabación donde aparecería como culpable del plagio.

            Necesariamente la justicia reculó en el procedimiento pues de acuerdo a la CNDH, la justicia en manos entonces de Genaro García Luna incurrió en privación ilegal de la libertad, incomunicación, falta de un intérprete y otras 31 irregularidades exclusivamente en la detención, aunque eso no dice nada de su participación real en el caso del secuestro sin embargo, la coja justicia la liberó sin reponer el procedimiento de origen, es decir, su involucramiento en el secuestro de una familia.

            Saltándose entonces la verdad real puesta al microscopio, la verdad jurídica es miope o en todo caso, tiende a ser selectiva cuando se trata de personas poderosas o con influencias. ¿Cuántos casos de detenciones arbitrarias se han registrado en México, tanto de criminales como de inocentes que hayan salido de la cárcel al demostrar que los detuvieron con métodos y formas fuera de la ley? Visto de otra manera, ante la justicia que detiene ilegalmente y luego investiga, no considera sobreseídos ni repuestos sus procedimientos casi nunca. En algunos casos la justicia jamás llega, bien sea porque no hay el menor interés de impartirla o porque en realidad si eran culpables los presuntos implicados ante lo que resulta una simple impericia la parte policial.

            Ya el procurador de justicia Jesús Murillo ha adelantado que cada caso es especial y que muy probablemente el caso de Florence Cassez tenga esta peculiaridad de una libertad que ahora es cuestionada y que pone en jaque a las instituciones y a las mismas leyes, pero de entrada el principio de “dura led sex led” es un principio inquebrantable pues no admite excepciones, al tiempo en que no comulga con ningún tipo de presiones, pues estaríamos hablando de una subasta de la ley.

            Hoy lo que se quiso demostrar como un acto de justicia al reconocer que se violaron los derechos humanos de la francesa, al soslayarse la causa que dio origen a que pisara la cárcel, crea la idea de una justicia torpe, insana, detestable y enferma, poniéndose al mismo nivel que el sistema de partidos políticos, es decir, al borde de la caducidad.

 

 

* Periodista, investigador y economista