Operativo Mochila, más miopía

POR: CÉSAR PEÑA

23 DE ENERO DEL 2014

La crítica que se hace al consumo de drogas bajo la actual estrategia gubernamental, de enfoque prohibicionista, es que aborda el asunto como si fuera un problema de seguridad en vez de lo que es, uno de salud pública, con lo que el consumidor es visto como delincuente y no como un enfermo que requiere de rehabilitación.

                Esta visión errada, heredada de los esquemas norteamericanos, sabemos que fue impuesto a México desde finales de la década de los 40, cuando en un intento revisionista, Lázaro Cárdenas intentó impulsar un proyecto alterno que incluía centros de rehabilitación y programas para tratar a los adictos.

                Sin embargo, Norteamérica, el país que siempre ha aplicado una doble moral, recordemos el asunto del tráfico de opio a China, el asunto de la contra nicaragüense y hasta recientemente el asunto Camarena – CIA, que ilustra que había la intención de financiar a la derecha en Centroamérica con recursos salidos del narcotráfico. Entonces, su política con dobleces morales, no tiene ninguna validez, menos ahora que en su terruño, particularmente en Colorado, donde se ha despenalizado el consumo de marihuana.

                Aquí en México, fieles a estos dictados sumisos y anticientíficos, el corolario social es castigar a los portadores y consumidores sin haber logrado nada en comparación con sexenios anteriores en materia de avance. El caos es el mismo, las muertes siguen igual, la sociedad sigue viviendo con miedo y los delitos hasta se han diversificado debido a un continuismo ingenuo y en suma, ni un milímetro hemos avanzado en este terreno.

                Luego de los escándalos que han provocado el Operativo Mochila en varias entidades como Querétaro  y Nuevo León, por las violaciones a los derechos humanos que implica, en Hidalgo seguimos igualmente reacios en cambiar esta óptica criminalizadora y en vez de enviar doctores y especialistas de la salud para tratar indicios de consumo de drogas en escuelas, se envía a una todavía inexperta e intimidante fuerza policiaca para revisar los útiles de los escolares.

                Aunque se habla de que para que estas revisiones sean respetuosas se envía al mismo tiempo a paterfamilias, directivos y hasta visitadores de derechos humanos, a la realidad ha superado a los buenos deseos y en muchos casos ni siquiera están presentes o estando, toleran todo tipo de arbitrariedades como recoger compases de dibujo, teléfonos celulares, marcadores y otros objetos de uso cotidiano.

                No es posible que a estas alturas pidamos a los menores y jóvenes que se comporten como adultos si seguimos aplicándoles trato y leyes de niños y todavía aún no digamos una sola palabra de este enfoque  errado, que escasos y estériles resultados abona al problema que carcome a México desde sus entrañas.

                No nos parecería que diario nos esculcaran nuestras bolsas y pertenencias  personales, aunque con la miopía actual está pasando para garantizar presuntamente nuestra seguridad, sin embargo, es materia de los sectores pensantes pedir un cambio de esquema, es lo inmediato, con los menores, para darles certeza de su integridad y no contagiarlos como lo estamos haciendo, de nuestras fobias y turbaciones.       

              

 

 

Cuentas claras: Hidalgo va bien en materia de transparencia, al ubicarse en séptimo lugar del grupo de 32 y el Distrito Federal, lo que habla de que se están haciendo bien las cosas aunque en materia municipal, las cosas no marchan tan bien al haber apenas una treintena de ayuntamientos que son capaces de contar con una página y un sitio para responder a la ciudadanía sobre el gasto, uso y aplicación de los recursos público.

 

*  Periodista, investigador y economista