GASTO SOCIAL

07 DE MAYO 2012

La campaña presidencial de Acción Nacional en los medios de comunicación se ha centrado en dos principios; uno: difundir las pobres y nada creíbles propuestas de su candidata Josefina Vázquez Mota, y dos: atacar con saña a quien es el aspirante a derrotar para el panismo, el mexiquense Enrique Peña Nieto.

En esta última labor, el panismo ha gastado una gran cantidad de ideas, recursos y tiempos al aire, tal como hace seis años contra López Obrador, sin embargo, en esta ocasión, por los errores de la administración federal, una candidata apática y un equipo de campaña extraviado, los resultados no han sido los mismos.

El “Peña no cumple”, que se repite hasta el hartazgo, en realidad ha venido a beneficiar a otros, como el propio AMLO ,y de rebote hasta al desconocido Gabriel Quadri, quienes se han mantenido al margen y sólo de vez en cuando participan en este estéril debate, “que a río revuelto ganancia de pescadores”, cumplen con el sabio dicho popular.

Pero el asunto no es tan fácil como aparenta, en que no se trata únicamente de un fenómeno albiazul que no repunta al paso de las semanas, o la pésima asesoría de los ideólogos de la campaña la han llevado a una serie de desencuentros con la prensa, confrontaciones con opositores, que la abandonen sus seguidores en eventos públicos y hasta que incurra frecuentemente en lapsus imperdonables como eso de que apoyarían el lavado de dinero.

Las encuestas sólo se han movido para dos personajes, AMLO y Quadri, que pasaron del 16 al 23 por ciento y del 0 al 1.8, respectivamente, en tanto que Peña Nieto sigue montado en el triunfalismo que da una ventaja de más de 20 puntos porcentuales sobre Vázquez Mota, que está siendo alcanzada, y según dicen los expertos, será relegada a la tercera posición.

Detrás de los spots del desprestigio de los panistas, que inconcebiblemente el IFE quien se comprometió a enfatizar campañas limpias, existe un sesgo que muy posiblemente detecte Acción Nacional, pero que será muy tarde luego de que a un tercio de la campaña, siguen bajo la misma dinámica.

Estos ataques, en cambio, han dejado el paso libre para quien hace un sexenio era un “peligro para México” y que seguramente estará en la agenda de prioridades cuando comience a despegarse de Vázquez Mota, y esté ya sin rivalidades, frente al priísmo peñanietista que ha dejado de hablar en escenarios públicos para evitar mayores daños.

El segundo tercio de la campaña presidencial se remitirá a sólo dos competidores toda vez que el panismo ha dejado en claro que no se moverá en forma ascendente y si muy posiblemente a la inversa, en tanto que a Nueva Alianza no le alcanza más que para alcanzar el dos por ciento para conservar su registro.

López Obrador y su República Amorosa tienen mucho que agradecer a los panistas en función de que no lo ha tocado en sus diatribas, y le hace cada día un favor que le ha ahorrado energías y espacios para centrarse en su campaña, dejando que sea Acción Nacional quien se encargue del trabajo sucio.

Los panistas, desde hace una década, se han convertido en auténticos ingenieros electorales de la intriga y la descalificación, de forma tal que en esta ocasión, por primera vez, le amarraron las manos a los “empresarios” y a los sectores de la derecha reaccionaria, incluyendo a su brazo religioso, el catolicismo, para opinar públicamente y en televisión abierta sobre sus puntos de vista.

Sólo que no contaban con que tienen a un presidente, que loco en su guerra, terminó por hacer trizas el escaso capital político que hoy tratan de recuperar en pleno proceso electoral en que volverán a aliarse para destacar los logros del Gobierno Federal donde lógicamente se hablará de quimeras y fantasmas como lo es la paz social, que nadie cree ni de cerca.

Ni duda cebe que Peña Nieto sigue sólido y con cerca del 48 por ciento de las preferencias como promedio de todas las encuestas nacionales, sólo una reacción generalizada de la izquierda y su candidato podrían poner muy interesante la elección federal en su encargo más importante.