EDITORIAL 

19 DE MARZO DEL 2015

Las competencias las ganan quienes mejor preparados están, esto no significa que siempre gane el mejor ni el más posesionado, sino el que está mejor preparado en el arte de competir, y para competir se requiere de una sola mentalidad, vencer ¿Cómo?, se vence de muchas maneras, hasta haciendo trampa, pero lo ideal es que gane quien venza, no a su oponente, sino el ego tan envalentonado que traen quien piensan que por el solo hecho de amenazar, intimidar va a lograr vencer, está equivocado, se gana con humildad,  respeto, no con soberbia y prepotencia; gana el que concilia, el que acepta que se equivocó, el que suma, no que resta o multiplica en su contra; pero sobre todo, no se gana cuando te sientes “pagado de sí mismo” cuando quieres humillar y la palabra más común es “no te equivoques”, como diciendo “si te portas mal, atente a las consecuencias”; las competencias sirven para medirse a sí mismo, para dejar atrás rencores y resentimientos, cuando estás sano de cuerpo y alma, cuando no se sufre por el odio hacia sus semejantes, para definir a los amigos y reconciliarse con los enemigos, quien no actúa con prudencia y tolerancia, vive en la derrota por muy fuerte que aparente ser en las cosas de su vida cotidiana, la fortaleza se mide por la humildad, no por la arrogancia…