EDITORIAL

16 DE AGOSTO 2012

“El poder, perfume que enloquece”, es el título del libro que estamos escribiendo, pero hoy quisiera usar este título como marco de referencia para hacer una reflexión, ¿por qué los hombres y mujeres que llegan al poder se olvidan de la gente?, la personalidad de los hombres cambia, se transforma, se encierran en una burbuja y no de cristal, sino de plástico, no escuchan ni atienden a nadie, pierden la dimensión de la realidad, se envuelven en la vanidad y arrogancia, de esto tenemos en Tulancingo un ejemplo muy palpable: Julio Soto Márquez, quién repite y repite ante cualquier medio informativo que todo está bien en Tulancingo, que todo funciona bien, que todo está en orden, que toda la población tiene seguridad, agua y el municipio goza de un sistema de limpia pública envidiable, que iluso y cínico joven alcalde, que no tiene conciencia social, mucho menos política, no sabe que sus colaboradores lo tienen engañado en todo, y él de ingenuo les cree todo lo que le dicen, pero lo peor es cuando algunos medios locales tratan de ocultar la realidad, como querer “tapar el sol con un dedo”, y sólo por unas migajas, sin pensar en Tulancingo ni en Hidalgo; difícil situación la de los hombres que llegan al poder sin la madurez adecuada para ejercerlo, pues se pierden en un mundo muy diferente al que vive la gente normal, que triste ver cómo termina un joven que cuando buscó el voto ofreció las perlas de la vida y hoy no sabe qué hacer con la responsabilidad que el pueblo le confirió; los jóvenes son una realidad para nuestro país, pero jóvenes preparados, jóvenes estudiosos de la problemática social, no jóvenes simuladores y vividores del poder cuando ya lo tiene en sus manos, de esos jóvenes no quiere ni México ni Hidalgo, esos que se queden en sus casas vegetando, llorando su frustración, porque cuando estos llegan al poder, se alían con hombres y mujeres como ellos, distorsionan lo hermoso que es la vida pública y la política en su máxima expresión, y lo malo es que tratan de hacer creer a la sociedad que todo está bien por complacer a un hombre que no sabe, ni valora la gran oportunidad que la vida le dio, “servir a sus paisanos”, y por ello debería esforzarse por hacerlo bien, pero sus compinches no lo dejan o simplemente él no tiene la capacidad para desempeñar el cargo que se le dio, por lo tanto debería irse a su casa, a que sus seres queridos le soporten sus berrinches y sus traiciones, ¡porque el pueblo ya se cansó...!