LOBO ESTEPARIO

18 DE JUNIO 2012

MASCULINO-FEMENINO, VARIAS PERSPECTIVAS.

Hace algunos días estuve en una conferencia dictada por un sociólogo y una bióloga, donde trataban varios temas sociológicos, psicológicos y conductuales; entre otros muchos temas interesantes, salió al debate el tema de lo masculino y lo femenino, el ponente, sostenía una teoría acerca de estos dos elementos de los seres humanos, sexuados fisiológica y psicológicamente en hombre y mujer, no por ello puede hablarse completa y radicalmente de masculino o femenino, concluía por tanto, al hablar de empatía, un hombre puede ponerse en el papel de mujer y hablar con una amiga, por ejemplo, por así decirlo “de mujer a mujer” y a la inversa, una mujer puede hablarle al amigo, pareja, etcétera, “de hombre a hombre”, en ese momento me propuse desarrollar este apunte al traer a mi mente en ese momento, una antigua filosofía conforme a la cual, existe un principio de género, conforme al cual, los principios masculino y femenino están siempre presentes y activos en todas las fases de los fenómenos.

Esto viene muy ad-hoc ahora que se ha hecho una tormenta de comentarios en todos los medios, respecto a la afirmación de la candidata a la Presidencia de la República, acerca de que si los hombres no acuden a votar el próximo 1 de julio, no habrá “cuchi cuchi”, en fin.

Existe un efecto paradójico al paso del tiempo, en cuestiones de Derecho, tratándose de lo masculino y femenino, por un lado, la mujer ha sido considerada desde antiguos tiempos como algo “inferior”, tan es así que hasta en tiempos relativamente modernos tuvo participación en la vida política con el voto, aunque de entrada no tenían esa participación contendiendo como candidatas para algún cargo de elección popular, al paso del tiempo fueron ganando terreno y hasta hace unos pocos años, antes de las modificaciones a la legislación del Distrito Federal, que permite el matrimonio de personas del mismo sexo, parecía que iban ganando terreno cuando además se expidió una ley sobre equidad de género, tratando de igualar los derechos y participación de hombres y mujeres en todos los ámbitos de su existencia; enseguida se expidió una legislación con un nombre largo que buscaba reflejar todo su sentido, algo así como “Ley que Garantiza el Acceso de la Mujer a una Vida sin Violencia”, y se creó un neologismo al sostener que el objetivo de dicha legislación era el “empoderamiento” de la mujer, derivado de la palabra en inglés “empowerment” y fue traducida como empoderamiento.

Todo parecía indicar que efectivamente el género femenino iba en ascenso, alguna vez estuve en una sesión de la Cámara de Diputados del Estado de Hidalgo (como público, ¡claro está!), donde escuché por primera vez en el Estado de Hidalgo el concepto de la llamada “cuota de género” en cuanto a las postulaciones a elegir representantes populares, donde a través del imperio de la ley, es decir, su obligatoriedad, el número de postulaciones debía ser equitativo entre hombres y mujeres, pues no resulta difícil ver que está ocupado mayormente por varones y para que a través de esa cuota se igualara el número.

Esto lo vimos hace unos meses también a nivel Federal, donde la cuota de género fue motivo de señalamientos y cuestionamientos entre partidos políticos y autoridades electorales al postular a determinado número de hombres y mujeres para los cargos de elección popular, esto es evidencia de una búsqueda de igualdad por la vía de la fuerza legal, mediante la obligación más que por la convicción, es una reafirmación de la feminidad, una búsqueda por igualar las condiciones, cuando menos en número, de la participación de la mujer en las cuestiones de la política.

En lo sociológico, todo parecía indicar que en aras de no victimizarla, se empezaron a reformar las leyes introduciendo “el divorcio sin causa”, con la simple solicitud de uno o ambos cónyuges, y en el caso de que uno sólo de ellos lo solicite, el otro no puede poner objeción alguna en lo referente al vínculo matrimonial; es el rompimiento de un contrato (sui generis pero al fin contrato), por voluntad de una sola de las partes, esto, que en apariencia es facilitar el camino a la mujer ha trastocado a la institución del matrimonio, ha pasado a ser algo temporal y sujeto a rompimiento unilateral.

Por otra parte la contradicción más importante es que se permite “el matrimonio entre personas del mismo sexo”, sobre lo cual tengo mi opinión personal que no expondré ahora, pero que en lo referente al tema que estamos tratando diluye, bifurca y termina por retrogradar el avance del llamado empoderamiento de la mujer, ya no importa tanto si se es hombre o mujer para unirse en matrimonio, basta con que se trate de un “ser humano”.

De esta forma, si ya no importa si se es hombre o mujer, ya no tiene sentido que se hable de cuota de género en cuestiones de política, ni que se haga distinción acerca de “la candidata”, “los candidatos”, simplemente debería decirse “los candidatos”, por hablar de seres humanos en general, en plural, “seres”, sólo “seres”, ya que no hay “seras” de no ser así, la igualdad se convierte sólo en un discurso.

Por tanto, en esta carrera por la igualdad (en un sentido figurado), la mujer arrancó tarde y para cuando llegó a la meta, las reglas del juego cambiaron y ya no importó si se trataba de ser hombre o mujer, sino sólo de un “ser humano”.

En el plano sociológico y psicológico, hay quien sostiene que los varones agresores de las mujeres son de hecho, mujeres en cuerpos de hombres que no aceptan su realidad y que esta es una forma de sacar su ira y frustración, aunque personalmente nos parece un tanto descabellada la idea, la violencia contra la mujer es algo mucho más complejo.

Esta competencia entre lo masculino y lo femenino está profundamente arraigada en el subconsciente, las mujeres no dejarán de pensarse mujeres, porque la mujer que ahora contiende para ser Presidente de la República hace todo cuanto está a su alcance para destacar su condición de mujer, para bien o para mal, siempre hace notar dicha condición, a raíz de ello y por virtud de estar en la recta final de la propaganda electoral en la víspera de la elección, todos tienen en la mente a la mujer, es un tema actual, mientras que en lo legislativo a nuestro modo de ver, varias leyes se tornan inoficiosas cuando distinguen y abren una brecha entre hombre y mujer, pues al mismo tiempo existen leyes que ya no hacen esa distinción y dicen que sólo importa la condición de “ser humano”.

 

Fulcanelli.

fulcanelli_escritor@hotmail.com