EDITORIAL.
01 DE OCTUBRE DEL 2015
Los mexicanos tenemos sed de poder. El más humilde de los ciudadanos tiene al menos la aspiración de gobernar la tierra donde nació, por ello es que en tiempos electorales en
todo el territorio nacional, todos o casi todos los habitantes del más pequeño municipio sienten que pueden ganar una elección aunque no estén preparados para ello; ésta es una realidad, aunque
usted no lo crea, todo ciudadano se siente con derecho de querer imponer o sugerir quién puede ser su gobernante y qué debe hacer, y cuando esto no sucede, los resentimientos y rencores hacia el
que tiene el poder crecen y se multiplican cada vez que hay elección; Tulancingo, un municipio como los miles que existen en nuestra República, donde han existido buenos, malos y peores
gobiernos, cuando se acerca la contienda para elegir al alcalde, todos se sienten con derecho de participar aunque en el fondo sepan que no están capacitados para ejercer este encargo
político, lo triste es cuando su sueño no se hace realidad, el alejamiento hacia las cosas públicas crece criticando por todo lo que hace quien llegó aunque esto esté bien hecho; hoy “no todos
los que quieren pueden, y no todos los que pueden quieren”, porque saben de la gran responsabilidad y la preparación que se debe tener en estos tiempo para guiar a un pueblo, y aunque algunos
crean que hacerlo es fácil, actualmente no todos tienen la sabiduría para lograrlo, por eso hay que ser comprensivos al ver o escuchar a ciudadanos que sienten que pueden gobernar Tulancingo
aunque en realidad les falte algo de experiencia para lograrlo…