EDITORIAL

21 de marzo del 2013

¿Qué sentido tendrá para algunos políticos esconderse de sus conciudadanos? La política es cosa pública, no es cuestión privada, ni de grupúsculos, mucho menos de cofradías; en toda esta región de Hidalgo, las administraciones municipales han caído en los enfrentamientos con la gente del pueblo ¿Por qué? Si cuando llega un hombre o mujer al poder, lo más conveniente es escuchar a quienes te pusieron en el lugar donde están, atenderlos y buscar soluciones a todos los problemas que existen en el municipio, pero para algunos nuevos gobernantes hacer lo contrario es demostrar su incapacidad para hacer política, se encierran, no atienden, cambian hasta su modo de caminar, de vestir, de hablar y hasta se sienten los inmaculados; pobres hombres, porque el poder que ellos tienen es tan terrenal como el más sagrado otorgado a un mortal como es el cargo de PAPA de la iglesia católica, representante de dios, dicen en la tierra ¿Será? ¿Y quién se acuerda de Benedicto hoy? El Papa emérito, la verdad nadie, así les sucede a quienes hoy detentan el poder y cuando se cumple el periodo para lo cual fueron elegidos, son nada, bueno algunos, porque otros tienen vida propia y viven de igual manera que antes que fueran ungidos por la voluntad ciudadana; de esto existen ejemplos muy palpables en la planicie de Tulancingo, y hoy le doy dos ejemplos Tulancingo, con Julio César Soto y Gerardo Olmedo por Cuautepec, hombres que antes de no tener “poder” eran simples mortales y hoy sienten que tienen a “Dios agarrados de los píes”. Que lástima dan hombres de esa estatura, pequeñitos, que es mejor llamarlos “pulgarcitos”, que presidentitos…