EL VIDEO DE LOS “NIÑOS INCÓMODOS”. UNA PERSPECTIVA JURÍDICA.

19 DE ABRIL DEL 2012

Mucho revuelo, inclusive internacional, ha causado el cortometraje “Niños Incómodos” que se difunde en Internet, video alojado en la página youtube, entre otras direcciones electrónicas; este video ha desatado las más encontradas opiniones, algunos a favor, otros en contra, que son los menos; este video del que tuvimos noticia la semana pasada, generan profundas reflexiones sociológicas, políticas y jurídicas, pues al fin es un fenómeno social y debe entenderse como tal.

En una primera acepción hemos de reconocer que tiene una producción importante, la fotografía, edición, en fin, es una producción con una manufactura importante.

En cuanto al fondo, es un reclamo social, es la representación escénica de lo más negativo que sucede en el país al representar la corrupción, el asalto a mano armada, el secuestro, colusión de la policía y delincuentes, trata de personas, hambre y en general la miseria de nuestro pueblo; hechos que no pueden ocultarse con un dedo como se dice coloquialmente y que son conocidos comúnmente al ser difundidos en los noticieros de todos los canales y periódicos, impresos, radio e internet, es una crítica severa que a todos conmueve pues vemos representados en las escenas todos los sucesos vergonzosos e inquietantes para el país y no sólo se aprecia la cuestión de la actuación de las autoridades, sino la intolerancia y furia que se encuentra latente en el corazón de algunos, hombres que vociferan en el tráfico, desdén de los pudientes respecto de los que menos tienen, en fin, cuestiones negativas que no ayudan en nada a conseguir una paz interior y luego una paz social, pero sobre todo, porque es representado enteramente por niños de unos 8 a 10 años de edad aproximadamente, algunos de ellos terminan hacinados en una prisión y al final un mensaje directo y expreso a los candidatos a Presidente de la República.

Como fenómeno social es la representación de todo lo malo que está aconteciendo en nuestro país, es una visión pesimista y funesta pero existente e innegable realidad nacional.

Esto ha provocado el efecto deseado, en primer lugar en la política, pues si es un discurso dirigido a los contendientes por la Presidencia de la República, éstos han escuchado y se han sentido de cierta forma evidenciados, unos por acción y otros por omisión, es decir, algunos han provocado esta mal llamada “guerra” y otros aseguran que la terminarán al llegar al poder con la acusación consabida de que dicha paz descansará en un pacto oculto con los antagónicos y belicosos.

El cortometraje ha calado hasta el fondo de las conciencias de los políticos y ahora, la respuesta ante esta interpelación es evasiva, pues no se emite una respuesta concreta o particular sino que atacan la forma como si con ello diluyeran la cuestión de fondo.

Esta respuesta evasiva ha consistido en acusar a los productores de usar a niños en su escenificación, evadiendo el tema de fondo y justificándose en la forma, la acusación mas severa es que aparece un niño lanzando fuego y otro fumando, lo que a decir del diputado federal del PRI MIGUEL ÁNGEL GARCIA GRANADOS, quien subió a la tribuna y calificó al video con los adjetivos de “amarillista” y “estridente” sin más argumento de fondo que usar a niños como actores en esta representación, lo que en su concepto es violatorio de sus derechos, además de algunos otros voceros de los partidos.

En nuestro concepto, no se violan los derechos de la infancia y particularmente de los niños actores en este cortometraje. Ciertamente, existen disposiciones legales, locales, nacionales, constitucionales, internacionales y jurisprudenciales en cuanto a la protección de los derechos de los menores de edad, considerados un segmento de la población vulnerable, débil y no sólo legal, sino que de hecho lo son pues no pueden resistir un abuso por carecer la fuerza física ni el entendimiento para entender la gravedad de alguna situación en la que pudieran verse envueltos, de ahí la razón de ser de tales medidas proteccionistas.

Sin embargo, la aplicación de tales principios sería plausible, solo si las circunstancias representadas fueran reales, sólo si los niños fueran obligados en la realidad a desempeñar tales conductas nocivas para sí mismos, fuera de ahí, la actuación de niños en un cortometraje es sólo eso: actuación en un ambiente controlado, con un guión escrito y escenas previamente diseñadas.

Sólo en el caso de que efectivamente fueran utilizados para delinquir, se estarían violando los derechos de tales infantes, de no ser así, los argumentos que tratan de evitar la censura del video se diluyen y para demostrarlo reduciremos el argumento al absurdo y usaremos la analogía: imaginemos que el mismo principio de evitar a toda costa la actuación de niños en anuncios para evitar la violencia infantil, de ser así no tendría razón de ser la escenificación de una menor maquillada con moretones en la cara abrazando a su juguete evidenciando el maltrato a que se ve sometida como parte de una campaña para denunciar el maltrato infantil, las campañas contra el maltrato serían censuradas y difícilmente se podrían representar enteramente con adultos; analógicamente deberían entonces ser censuradas casi todas las películas infantiles, donde es común ver sometidos a los personajes principales a orfandad, crueldad excesiva, desolación, soledad, angustia, hechizos, magia negra, en fin tantos y tantos recursos escenográficos negativos que se usan en las películas infantiles.

Si verdaderamente tuvieran el interés de defender los derechos de los menores, deberían empezar por la tristemente célebre guardería ABC, de la cual no ha habido una respuesta verdaderamente satisfactoria para los padres que perdieron a sus hijos o fueron severamente lastimados; otros que levantan la voz en contra de los sacerdotes que abusan de niños y niñas y esperaban ilusamente que el Papa los recibiera escuchara y reprendiera a sus sacerdotes, como si los sacerdotes fueran inimputables o sólo sometidos a la jurisdicción eclesiástica, son muchos los que enarbolan un discurso de pretendida legalidad para supuestamente defender los derechos de la infancia pero no es mas que un discurso elusivo para quitarse una piedra en el zapato y sentirse aludidos en la representación de una realidad social deplorable, que si bien no absoluta, si presente en muchos puntos de nuestro amado México, en este asunto del cortometraje, los señalamientos no tienen sustento jurídico y la pretendida censura a su difusión pasa a formar parte del discurso político con miras a alcanzar la Presidencia de la República a toda costa.

 

Fulcanelli.

 

fulcanelli_escritor@hotmail.com