EDITORIAL.

21 DE ENERO DEL 2016

Hace ya algunos años, la lealtad hacia los partidos políticos era esencial para poder crecer y avanzar en el oficio político, la lealtad decían al partido es primordial para escalar en la pirámide del poder, al paso del tiempo aquellos que alguna vez exigían esa lealtad al instituto, se fueron  por no estar de acuerdo con las decisiones que el partido en el cual militaron largos años los despojo de ese velo de poder que ellos pensaron poseían; de  ahí en adelante la institucionalidad se perdió en el horizonte de la traición, por eso hoy que  políticos buscan escalar al poder por otras vías partidarias, son muy pocos ya los que critican tal acción porque los partidos políticos han perdido lo más esencial  para lo cual fueron creados, la lucha por el poder por la única vía más efectiva y real, la fuerza del pueblo, ejemplos hay muchos de cómo hombres y mujeres han logrado triunfos electorales que han arrebatado las falsas banderas de una democracia a modo de los intereses de los falsos redentores que solo buscan “el poder por el poder”, sin mediar  nunca los verdaderos intereses de las mayorías.