EDITORIAL.

21 DE FEBRERO DEL 2016

Durante muchas semanas se vivió una efervescencia política como nunca, la presión se daba por la cerrazón que existía por conocer el nombre del abanderado al gobierno del PRI, se escribió y dijo  de todo, salió el candidato y parece que fue como una “cubeta de agua fría”, todo mundo quedó quieto, la catarsis envolvió a propios y extraños, tanto  que casi todos se refugiaron en sus casas y no salieron, fue un duro golpe para aquellos que pensaron que su preferido sería el beneficiado por el dedo divino, hoy que ya salen a la calle y recorren los mismos caminos que cuando hacían sus apuestas por su “gallo” solo dicen, “ni modo” hay que trabajar con el candidato, y buscan nerviosos a alguien que los pueda acercar al abanderado, quien los observa y a muchos escucha seguramente, los apapacha y les pide apoyo, consciente está el candidato priista de que a algunos de ellos los tendrá que integrar a su futuro gabinete, siempre y cuando cumplan con los trabajos encomendados; la lealtad que muestren será su pase a la siguiente ronda, ya que muchos entrarán a ella por recomendaciones y otros por ser gente probada en determinadas áreas, la batalla está por empezar, pero no contra el adversario de otro partido, sino el juego interno que se da alrededor del candidato que muchos buscarán envolver en su círculo de influencia para querer ser de los consentidos, solo que  no será tan fácil para estos oportunistas, pues el candidato Fayad tiene “más vueltas que una mata de chayote”...