¿QUIÉN GARANTIZA...?

POR: EMILIANO M. SANCHEZ 

18 DE JUNIO DEL 2015

Si bien es cierto que la participación en la política ya es cosa obligada por aquello de los principios de equidad y género, también es cierto que los resultados que mostraron no necesariamente fueron los esperados por los partidos políticos.


Podríamos alegar que existe una abierta misoginia de los hidalguenses y que todavía pretenden sobrevivir sobre una actitud machista, tal como lo han hecho al menos en los actos de política en muchos años.

Incluso hasta se podría pensar que algunas de las candidatas a diputadas federales no recibieron el consentimiento de los hombres en las urnas, como una especie de desquite porque no fueron elegidos hombres.

Las elucubraciones que se podría hacer siendo mujer u hombre, podrían ser muchas girando sobre esa batalla infructuosa de la equidad y el género. Pero lo cierto es que sus candidaturas no significaron o representaron algún avance democrático hacía el interior de los partidos políticos y mucho menos hacía la sociedad en su conjunto.

En esta ocasión, cuando la batalla de las mujeres pudo haberse sentido como ganada en materia de género, los resultados fueron desastrosos, porque hacía muchas elecciones que los índices de votos no eran tan bajos.

Los partidos políticos le apostaron a su término de equidad colocando tasas de participación femenina casi al cincuenta-cincuenta, para cumplir sus estatutos y la ley en la materia.

Con los resultados vemos que esa batalla ha resultado de pocos peso para el electorado, a quien tal vez, nunca nadie le preguntó si quiere hombres o mujeres en las boletas electorales.

Por ejemplo, en Huejutla quien levanta la mano, quien fue cuestionado si podría votar por una candidata que dentro de su trayectoria política ya había cumplido alguna vez el mismo cargo de  diputada federal;  que es esposa del gobernador de Coahuila; que ya fue secretaria del gabinete estatal en varias ocasiones y  directora de CONAFE.

Tal vez, por no haber preguntado antes, muchos decidieron votar por un hombre de empresa que nunca ha mantenido a su familia del erario municipal, estatal o federal; tal vez por eso casi hacen ganar a un hombre que vive en Huejutla; un aspirante que conoce a todos y todos lo conocen por ser vecinos.

Haber, otro caso también dentro del tricolor, buscaron el voto para una mujer de pocas tablas políticas y con un nulo discurso. Aquí aun cuando se logró una votación suficiente para hacerla ganar y con ello cumplir a un grupo de empleados gubernamentales que buscan cobrar presencia en un sexenio de baja competencia ideológica.

Vamos, los hechos muestran que el discurso de equidad a nadie le interesa en las comunidades y los municipios cuando existe una principal preocupación y es combatir el hambre que tienen sus hijos.

 

Un sesenta por ciento de hidalguenses se debate entre la sobrevivencia todos los días, razón suficiente para que las cuestiones de género pasen a un segundo plano, puesto que la sociedad necesita son personas que realmente les permitan oportunidades para darle de comer a sus hijos.

Total, que lo que hace falta son personas con capacidades para sacar adelante a un pueblo con hambre, sin importar si son hombres o mujeres.