GASTO SOCIAL

11 DE JUNIO 2012

SNTE - Criterio, el trasfondo

 

La pretensión de un puñado de profesores de la Sección XV del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de imponer una mordaza a la prensa por difundir información que presuntamente afectaba los intereses de la cúpula magisterial, deja una lección dura para la sociedad, al ser revivida la inquisición docente que busca convertirse en censor de la sociedad en los tiempos en que se supone que ha triunfado “la libertad de expresión” sobre los medievales fanatismos.

Pero además, este negro antecedente de parte de quienes militan en el Partido Nueva Alianza, habla muy mal de sus ingenieros electorales, que no previeron el desenlace obtenido, como lo fue haber regresado a sus aulas con las manos vacías (o como acertadamente decía un cibernauta “con la cola entre las patas”) al haberse impuesto la verdad contra quienes no han abandonado sus prácticas porriles y vandálicas.

Como en los mejores tiempos del porfiriato, cuando se secuestraba la imprenta para imponer censura, a los maestros les falló el cálculo de su objetivo: impedir la circulación de Criterio, ya que se imprime en otro lugar, lo que restaba era imponer el miedo y el temor a sus trabajadores y directivos, aguardando el mismo efecto.

De hoy en adelante, aseguran los comunicadores, el mensaje para la prensa de parte del SNTE es que va a haber represalias, lo que es inadmisible a estas alturas. Los maestros deberían ser los primeros en saber que es un delito muy grave agredir a un medio de comunicación y a sus trabajadores, más a la luz de una elección que definitivamente le ha creado una imagen represiva a su partido, el PANAL, y que sin duda se va a traducir en menos votos.

Esta andanada de repercusiones políticas y sociales contra el magisterio, del que mueve los hilos Moisés Jiménez Sánchez, confirmando que los maestros no se mandan solos, tiene sin embargo un trasfondo, que era en realidad movilizar al magisterio con miras a lograr una negociación favorable para rechazar el exámen de evaluación a docentes, porque de qué otra manera se explica que el contingente de inconformes se haya dividido para que la mitad fuera ubicado sobre Plaza Juárez frente a la sede del Ejecutivo Estatal, mientras otra parte permanecía en plantón frente al diario.

Ese mismo día, en otros estados de la República, los maestros solicitaban lo mismo logrando doblar a 3 gobernadores, los de Guerrero, Michoacán y Chiapas, en tanto que en Hidalgo no logró absolutamente nada la negociación que entablaba el sindicato a través de su líder Francisco Sihnué Ramírez Oviedo y la administración de José Francisco Olvera Ruiz.

En realidad, el desplazamiento de mentores de las regiones más distantes de la entidad, algunos de los cuales no se les había dicho la verdad de su presencia en la capital, obedece a esta intención de conformar un grupo de presión que sirviera para rechazar la evaluación que ha impulsado la Secretaría de Educación Pública y que puede generar resultados positivos para mejorar la educación en las escuelas.

La cortina de humo que se tendió, fue la rabieta por la difusión de las cifras de los sueldos de la dirigencia del SNTE, que para la desmemoria magisterial, no son inéditas, pues ya se habían dado a conocer en por lo menos dos ocasiones más en la víspera de los dos procesos electorales anteriores, pero que fueron del dominio público en julio del 2011, por lo que no había un motivo racional para un movimiento de tales dimensiones.

El comunicador Jorge Martínez, sobre quien se había centrado parte de ese odio, no era ni de cerca, el objetivo real de la protesta, sin embargo, ya se cocinaban al interior del movimiento medidas adicionales para “persuadirlo” de no seguir publicando situaciones que en realidad son meramente coyunturales, y que por los tiempos electorales en realidad se convierten en noticias per se.

Lo que llama la atención, es que a estas alturas el SNTE no entienda que se puede explorar la negociación y las buenas relaciones con la prensa, en vez de obcecarse con los desencuentros y el golpismo que ya debieron ser superados. No se trata de Moisés, Francisco Sihnúe o Mirna, sino de una tradición que no ha sido superada y que por salud grupal y social, debe ser asimilada.

Las descalificaciones que intentan minimizar el trabajo de la prensa como: “periodicuchos”, “chismosos” y tantos más salidos del magisterio, hablan de su talante y ausencia cultural inaudita al margen de una falta de respeto en quienes deberían ser próceres de honorabilidad y tolerancia. No hay que conformarse con enseñarle a la gente a leer y escribir, hay que enseñarle también lo que son “la integridad y la decencia”.

 

Cesar Peña

cesarpesa@hotmail.com