EDITORIAL

El PRI es un partido muy fuerte en Hidalgo, claro que ha ido mermando su fortaleza, pero aun es fuerte, eso lo tienen que entender propios y extraños;  pero ¿por qué  se ha generado el hartazgo? Dentro de los grupos de poder de este instituto político existen rivalidades muy fuertes, y otros están en plena decadencia, todos ellos saben que si el partido tricolor pierde el poder, sus canonjías se perderán y se quedaran sin nada, por eso siempre al final ceden los débiles y los fuertes se consolidan, “la rueda de la fortuna” en su máxima expresión esta es una virtud que poseen los políticos hidalguenses y hasta ahora les ha funcionado, pero hoy las circunstancias son un poco diferentes, porque quienes se sienten desplazados en este momento son los jóvenes y al parecer estos no están dispuestos a ceder más su futuro político a los veteranos, a quienes no quieren soltar la “batuta” y se aferran a  seguir disfrutando de las “mieles” de poder sin compartir ni un ápice de lo que reciben con las nuevas generaciones, aquí es donde la “puerca tuerce el rabo” porque al parecer los viejos “lobos” no se han percatado de este descontento y van hoy como siempre “acuerpar” al futuro abanderado priista al gobierno estatal, quien al ser ungido deberá abrir los espacios urgentemente a las nuevas generaciones porque si no lo hace, corre el riesgo de fracasar en su intento de gobernar Hidalgo.