GASTO SOCIAL

17 DE MAYO 2012

Reformar el DIF

 

Los legisladores federales y estatales tienen una difícil tarea a la vista, que es reformar a la dependencia, que se supone, es el soporte de las familias y la asistencia social para que deje ser objeto de improvisaciones, caprichos, nepotismo y hasta para crearle una imagen a los consortes de los funcionarios.

Mientras la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos pone fuertes restricciones para que los parientes, en primer grado de los alcaldes, gobernadores y hasta del Presidente de la República, formen parte de la administración en turno, nada se ha hecho para que las esposas y esposos lleguen directamente a la titularidad de la dependencia cuando tienen todo en contra, comenzando por la preparación.

Además de que sabemos que cobran millonarias sumas por una actividad que en Hidalgo, se dice, es honoraria en muchos casos está comprobado que desconocen el trabajo que deben de realizar, que dejan en su totalidad a los directores de la dependencia y sólo aparecen para dar la cara de un trabajo que le es ajeno.

La necesidad de un cambio en la legislación debe tener como fundamento el darle otro giro a la asistencia social para qué deje de ser únicamente la dependencia que entrega cobijas, despensas y sirve para que sus titulares acudan a los eventos de sus parejas, como son las inauguraciones, colectas de la Cruz Roja y otros eventos totalmente irrelevantes.

Este lugar, es sin duda, percibido como un cargo decorativo, más a la luz de las esposas que no saben nada de lo que significa la asistencia social, cuyo marco legal, además, está muy limitado para cumplir con sus funciones. Un ejemplo bastará para ilustrar este dicho; “el “mudito”, un discapacitado de Pachuca que fue asesinado cobardemente en las calles en el 2010, nunca dejó de pedir limosna y cada día se le podía ver expuesto a todos los peligros para alguien que tenía evidentes dificultades motrices y físicas. El fin de este pobre hombre estaba marcado, sólo era cuestión de tiempo ante tanta omisión”. Otros discapacitados se encuentran en cruceros, de franeleros o lo que se pueda para intentar sobrevivir con todas las desventajas en contra cuando deberían tener un hogar, alimentación y sustento garantizados.

La reforma de esta dependencia debe ir más allá también de organizar la entrega de desayunos escolares ¿Dónde estaban las encargadas del DIF cuando se incluyeron totis para los niños? Y lo mismo nos preguntamos ante tanta gente que vive casi en la inanición en sus comunidades y ni el DIF local, el de su estado o el nacional, intentan siquiera una acción de rescate.

Insisto, el asunto va más allá de las capacidades de quien está al frente de la dependencia, tiene que ver el diseño de un marco legal que amplíe las facultades y atribuciones y en su caso, derogue los viejos esquemas que están haciendo de la asistencia social un lastre.

El lugar para las esposas debe ser, en todo caso, como figuras dentro del Voluntariado, no necesariamente como titulares porque hasta ahí existen personas con mejores conocimientos y capacidades. Precisamente si de capacidades se trata, habría quienes tienen conocimientos para desarrollar un papel más elevado que simple esposa del alcalde, gobernador y presidente, para establecerse en un mejor lugar.

El uso político de este puesto debe analizarse tras el paso de Marta Sahagún en el Sistema DIF nacional, desde donde se ocupó de trazar una carrera que sin duda tenía como objetivo la Presidencia de la República. Lo mismo ha pasado con otros funcionarios, cuyas esposas sólo se han servido con millonarios sueldos, muchos reflectores y poco trabajo en “pro” de los sectores marginados.

El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia es a la fecha, una institución de buenas intenciones, que pretende resolver muchos aspectos, pero que tampoco cuenta con recursos asegurados para esta tarea, por lo que insisto, debe ser tomada en serio y el dinero es prueba de ello, porque en algunas ocasiones su sobrevivencia está marcada por las colectas y otros ingresos relativos en vez de asignaciones y montos que deberían asegurar su funcionamiento cabal.