Hijo, ¡nunca seas maestro!

César Peña *

 

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El miedo al hambre ha sido el factor por el cual los menores de Hidalgo han aceptado ser reducidos a carne de cañón de lidercillos como Francisco Sinuhé Ramírez Oviedo, que sin escrúpulo alguno, los han chantajeado y amenazado para lograr el empoderamiento que no logró en sus primeros dos años de gestión, postrándolos a sus pies y tenerlos “comiendo de su mano” agradeciéndole el lugar que se supone, deberían haberse ganado con sus capacidades y conocimientos como lo señala la Reforma Educativa.

                Hijo, no quiero que jamás seas maestro en el Sistema Educativo Nacional y menos en Hidalgo, porque estarías expuesto  a esta clase de políticos vulgares que enquistados en dirigentes, usan el cargo para llenarse de más poder y mantener sometidos los ánimos de las bases, jalando el hilo de sus puestos laborales y plazas.

                La prueba fehaciente de que no ha habido Operación cicatriz en la sección XV del SNTE, es lo que se vio en el desfile del 1 de Mayo, en que faltaron muchos profesores. Otros tantos iban vestidos diferente en protesta al trabajo de su líder y otros más, con su silencio, mostraron su rechazo a seguir siendo amordazados y controlados.

                Hijo, no quiero que seas maestro porque seguramente te presionarán para que te afilies y trabajes a favor de un partido político, que sólo sirve para enriquecer a los líderes mientras tú, seguirán tan pobre como siempre y muy remotamente te darán sólo migajas de los cientos de panes que ellos negocian.

                El enriquecimiento de los líderes es palpable y de que se han apropiado de la panadería entera. Ramírez Oviedo, desde su llegada al cargo ha adquirido 7 propiedades, de las cuales dos se encuentran en Valle de San Javier y otra más en Puerto Vallarta,  cuyo costo total oscila en los 15 millones de pesos. En el Registro Público de la Propiedad, estos bienes están registrados a su nombre. Junto a ellos, autos de lujo, terrenos y otros bienes han salido de ¿su sueldo?

                Hijo, no quiero que seas maestro, porque si llegas a afiliarte al SNTE, te harán creer que les debes la vida y tendrás que ser cómplice de la omisión, la apatía y la mediocridad de la gran mayoría de mentores y directivos, que sobra decir, carecen de vocación para esta actividad a la que sólo ven como una ocupación, a veces ni siquiera de respeto.

                En ocasiones, los contratos son lo único a lo que se puede aspirar mientras los líderes tienen acceso a dos o tres plazas,  uso discrecional de cajas chicas, intereses bancarios y decenas de fondos que los de la parte baja no tienen ni la menor idea, pero que sale de su trabajo y de los impuestos del pueblo.

                Hijo, no quiero que seas nunca maestro porque la educación no está estructurada para salir de su deplorable situación, sino para seguir perpetuando los esquemas de escaso aprendizaje, deserción escolar, analfabetismo funcional y servilismo que sólo sirve a quienes dirigen este país y que desean que seas un pobre al cual usar y engañar.

                Ahora que la administración federal de Enrique Peña Nieto ha dicho que llegarían todos a sus cargos por concurso, vemos que acaban de ser nombrado nuevos supervisores y jefes de sector cuya convocatoria para su acreditación desconocemos la fecha en que haya sido emitida por al SEP  y menos los resultados. Hoy vemos aquí, otro de los tantos engaños.

                Hijo, no quiero que sea maestro, no porque sea una profesión mala, todo lo contrario, algunos de los grandes próceres de México y del mundo eran maestros, auténticos guías que ayudaban a la sociedad con su sabiduría, consejos y trabajo, lo que ahora difícilmente sucede, salvo algunos mentores realmente comprometidos con la niñez y el país.

                Quiero que seas alguien, que ante todo, tenga su integridad para rechazar propuestas de zafios en el poder, que no tema ser cambiado de escuela por mostrar sus convicciones y pensamientos, que pueda incidir en la transformación social y en nuevas generaciones de niños con criterio que no sean sumisos y sobre todo, conozcan lo que sucede en las altas esferas y puedan distinguir cuando lo están engañando.

 

Cuentas claras: Sigo sin entender lo que sucede en el Congreso del Estado, en su área de Comunicación Social, donde se redactan los boletines de prensa y existe una clara  obcecación mezclada con desconocimiento para afirmar que los diputados son de tal o cual partido, cuando a estas alturas está claro, por lo menos en la teoría, que a ese lugar asisten fracciones parlamentarias o bancadas, pero no los partidos como tales, error que existe desde la llegada de la actual Legislatura que encabeza Ernesto Gil Elourduy. 

 

 

* Periodista, investigador y economista