EDITORIAL

13 DE FEBRERO DEL 2014

Cuando un gobierno cambia una vez de colaboradores, es de admirar, porque el gobernante acepta que se equivocó, pero cuando los cambios se hacen con mucha frecuencia,  es porque el gobernante no tiene rumbo ni dirección; es el caso de Tulancingo, donde en casi todas las dependencias se han removido a los titulares más de una vez, lo que significa que el alcalde no le ha encontrado la cuadratura al círculo; será porque su inexperiencia en el arte de gobernar aun no ha encontrado la madurez que se exige cuando se tiene el poder? El proceso de aprendizaje del presidente municipal de Tulancingo, ha sido muy doloroso, se ha equivocado en los nombramientos casi de todos sus colaboradores, muchos de ellos están precedidos de una fama no muy  honesta, a muchos de ellos los corrieron en otros gobiernos por haber caído en la tentación de la corrupción, y otros simplemente  no mostraron  que tenían la capacidad para servir a Tulancingo ¿Quién es el culpable? El presidente municipal, porque él fue el que los nombró y depositó su confianza en cada uno de ellos, en todos, por no decir casi todos, le fallaron a Julio Soto, hoy este joven panista busca remediar este entuerto y creo que tardó demasiado en hacer reacomodos, y el tramo que le falta de su administración es la más pesada de cualquier gobierno, porque hay que preparar la salida, y aquí es donde la “puerca va a torcer el rabo” porque los que se quedan están peor que los que se fueron, y al final ellos  se lavaran las manos, y dirán que todo lo que hicieron fue por indicaciones del presidente municipal, quien al final pagará los platos rotos, y muchos alcaldes terminan en la cárcel por la confianza excesiva que tuvieron en quien no debían;  Julio está a tiempo de correr al secretario municipal, al de la CAMMT, al de Planeación, si quiere dormir tranquilo después del 2016, de lo contrario, el futuro de Julio Soto, está lleno de nubarrones…