GASTO SOCIAL

14 DE JUNIO 2012

Campañas, escándalos y dinero

 

Los actos de manipulación ideológica y electoral que se intentan aplicar a la población, los pueden ver no sólo los “lopezobradoristas”, sino todo el mundo, de tal suerte que su desfachatez los hace evidentes hasta para los más obstinados derechistas o los recalcitrantes fanáticos políticos.

Sin intentar hacer apología del PRD, de AMLO o sus causas, cosa que en lo personal no hago por ser el perredismo una sucursal de oportunistas, inconformes y ambiciosos, salvo sus contadas excepciones, lo que se observa en los últimos días de cara a la elección del 1 de julio, llama sin duda la atención para el análisis al sugerir un cierre sumamente cerrado, tanto que ni los mismos priístas lo ponderaban.

El escenario, que revelaba una ventaja de Enrique Peña Nieto de hasta 25 puntos de diferencia, se ha ido diluyendo lentamente a tal punto que Grupo Reforma, quien primero publicó, el pasado jueves 31 de mayo que López Obrador estaba a 4 puntos del puntero, ahora sostiene que en una elección donde sólo existieran los candidatos de las dos coaliciones, ganaría el tabasqueño.

Pero más allá de la lectura sesgada que nos puedan proporcionar las encuestas y sondeos, algunos de los cuales no dan la menor confianza, por no ceñirse a la realidad de las redes sociales y las voces de la sociedad, en el terreno ideológico y la manipulación de la información es donde se libra la verdadera batalla, aquella que se gana diciendo verdades ocultas, mentiras a medias y falsedades fabricadas.

Aquí, donde los divorcios políticos ocupan permanentemente el Registro Civil electoral, es donde todo puede ocurrir y sobredimensionarse para bien de algún partido o aspirante, ¡y claro!, en detrimento de los otros. Justamente en este agotamiento de la política y la tenue franja de la guerra, es donde se conoce la verdadera ralea de quienes nos pretenden gobernar.

Salta a la vista, en este cierre proselitista, que el asunto está en sólo dos personajes y no en los cuatro que iniciaron. El aspirante de las izquierdas, vilipendiado por un ejército de ciberactivistas a sueldo, que no han podido contra el trabuco de los estudiantes de YOSOY132, ahora, sufre una campaña de parte de “periodistas” que sumados a los oficiales, los López Dóriga, los Marín, los Gómez Leyva y demás, entregan columnas y textos falsamente analíticos de un futuro catastrófico para México con AMLO.

Lo que llama la atención es, que tales columnas y escritos aparezcan justo en una coyuntura clara, que es la recta final de la carrera electoral en que el apremio por ganar simpatías (al precio que sea) se convierte en la premisa absoluta de una competencia, que cada día se parece más a las luchas bárbaras de la retórica medieval y la incivilidad.

En años pasados, ya hemos visto este mismo fenómeno cibernético, cuando encuestadoras patito se multiplicaron para empujar el triunfo de determinados candidatos aunque nada tuvieran que ver con la realidad. Recordemos cuando Francisco Labastida era mencionado como ganador en todos los estudios y salió avante Vicente Fox o cuando a la panista Xóchitl Gálvez se le pronosticaba una derrota apabullante en la contienda estatal del 2010 y quedó demasiado cerca.

Los ejemplos se aplican a panistas, priístas y perredistas por igual. Los casos estrepitosos a nivel local son Tulancingo en la municipal, que tenía visos de ser arrasada por el PRI y hasta por Nueva Alianza y sorpresivamente quedó en manos del panismo. Todo se reduce a que encuestas y sondeos no son confiables pero son creíbles sólo para el autoengaño y el manejo a discreción de los números.

“López Obrador llevará al país a la ruina”, “nos convertiremos en Cuba o Venezuela”, “tendremos un dictador” y otras tantas aberraciones que nada tienen que ver con la realidad. Para pronto, a AMLO lo comparan con Castro y Hugo Chávez, algo que sería bueno si lo vemos desde el punto en que la isla no tiene ningún analfabeta, pero que es explotado desde la óptica de la apreciación dictatorial y la limitación de las libertades que dicen sesgadamente, se da en aquellos lugares.

A esto le sumamos el ciberactivismo pagado, las llamadas telefónicas para provocar terror en los votantes, y desde luego favorecer a un partido y a un candidato del otro lado, a quien se ve como un virtuoso eterno. Hasta una plática de un pase de charola de 6 millones de dólares se da por hecho como si existiera la evidencia de que tal dinero ingresó y se gastó, pero evidencia suficiente para escandalizar como también, sobra decir, se hace de este lado con los competidores de enfrente.

  

           

César Peña

cesarpesa@hotmail.com