GASTO SOCIAL

27 DE AGOSTO DEL 2015

Por: César Peña

La transformación que se está dando al interior de la Iglesia Católica,  sin duda está fascinando a algunos, pero a muchos otros nos deja serias dudas sobre lo que sucede desde la llegada del Pontífice Francisco.

Esta Reforma Vaticana, se ha centrado en dos ejes principales, uno, cambiar el mensaje y con ello la pastoral hacia la grey y segundo, hacer que regresen los miles de ex católicos que han dejado su credo por apatía de sus sacerdotes y religiosos, pero sobre todo, por los excesos del alto clero, como los son los incontables casos de pederastia, encubrimiento  y enriquecimiento de sus representantes, algo que debería de estar prohibido moralmente en quienes dicen ser los representantes de Cristo en la tierra, personaje que según esto, vivió en la miseria material. 

Al argentino Jorge Mario Bergoglio, se le ha ocurrido centrarse en actos espontáneos, que si bien le ha servido en ocasiones para granjearse  algunos aplausos, en otras, su comportamiento ha resultado sumamente cuestionable dada la dimensión de los ultrajes a la razón. Pongo un ejemplo, en lo correspondiente al Banco Vaticano, en que el Papa se dedicó a cambiar a los principales cuadros y sanear las finanzas, sobre todo ante los rumores de que blanqueaban dinero de actividades ilícitas como el narcotráfico.

El proyecto, en forma parece bueno, pero hay que recordar que la Iglesia ha repetido hasta la saciedad las palabras de Cristo, de que su reino no es de este mundo, entonces qué hace administrando bancos y capitales, por lo que una reforma de fondo debería contemplar el cese de toda actividad  financiera, pues ese no es su objetivo, pero se ha comportado como banco por siglos, incluso, debemos de recordar que el Vaticano es dueño de innumerables obras de arte y copropietario de empresas conocidas como Olivetti, Ford, Chevrolet y tantas más.

Precisamente es la posesión de bienes y riquezas lo que ha envilecido a este culto desde sus inicios y que hasta la fecha no hay horizonte para que se acabe, porque como en la política, quienes ingresan al sacerdocio, lo hacen bajo la idea de subir de status y tener un mejor nivel de vida en vez de priorizar otros aspectos como la solidaridad y la ayuda al prójimo.

El documento Evangeli  Gaudi o la alegría del evangelio, anunciado por Francisco hace casi un año, se centra en abrirse a otras propuestas para salir de la ortodoxia asfixiante que le estaba alejando a los creyentes, sin embargo, el catolicismo está explorando rutas ya transitadas por otros, como el caso de un sacerdote de Rio de Janeiro, que comenzó con llevar la música en vivo y los bailes a las iglesias, lo mismo que hacen otros cultos como los pentecosteses. En el extremo, hasta las monjas han tomado espacios televisivos, donde compiten bailando y cantando en American Idol, en lo que se está viendo como un producto de mercadotecnia en vez de un culto.

La religión católica está en crisis y no lo puede negar nadie. En el año 2 mil tenía cerca de mil millones de fieles, centrados principalmente en América y se planeaba que para el 2010, la cifra superara los mil 200 millones pero estamos en el 2015 y apenas  hemos llegado a esa cifra, lo que prendió los focos de alarma desde la era de Ratzinger y ahora con Francisco  buscan que regresen todos aquellos que se han ido.

Otro punto en el que no hay mucho avance es en castigar a los sacerdotes que han abusado sexualmente de niños y mujeres, que ya se cuentan por centenas en el mundo y las víctimas por miles. En el pasado cercano y todavía en algunos lugares, los cardenales y obispos solo cambiaban de parroquia a los infractores;  siguen repitiendo eso de que a ellos solo los pueden juzgar tribunales eclesiásticos, evitando con ello, los tribunales civiles, que deberían ser los primeros en echarles el guante. 

En fin, que hay temas candentes como el celibato, los homosexuales, el aborto y la ordenación de mujeres a los que la Iglesia se niega a ceder un milímetro y que le seguirán costando muchos fieles pese al carisma del actual Pontífice, que para colmo de males, sigue escoltado equivocadamente por guardias personales y en el Vaticano por la Guardia Suiza, cuando siendo un personaje de amor, lo  único que debería tener alrededor es gente escuchando sus prédicas y enseñanzas. No me puedo imaginar a Gandhi a Luther King o a la madre Teresa de Calcuta con personas armadas cuidándolos, eso deberían dejarlos a los políticos que tienen tantos enemigos, o a los reyes en el medievo, ¡pero no a un líder que dice pregonar la paz y el amor!  


Cuentas claras: Las licencias de conducir, como muchas otras cosas en nuestro país sirven simplemente para que las autoridades se acerquen ingresos porque no veo motivo para estar sacando cada año, cada dos o tres, este documento si ya se sabe manejar, es como si pidiéramos que hicieran lo mismo los licenciados con sus títulos profesionales para probar sus conocimientos, En todo caso, con las licencias como con los títulos profesionales, debería operar simplemente la cancelación o revocación para los que muestren problemas o violen repetidamente la ley  y enviar a los conductores a capacitación hasta que puedan probar que están preparados para conducir un auto y no estar pidiendo a la población ese documento cada que expira pues debería ser permanente.


* Periodista, escritor y economista, egresado de la UNAM, autor de ensayos, novelas y poemarios. Colaboró con las revistas Proceso, Contra línea, entre otros medios y diarios.