Desventuranzas de las letras

14 DE FEBRERO DEL 2013

A diferencia de hace unas 4 o 5 décadas, cuando las editoriales andaban en busca de talento, hoy el panorama que enfrentan los creadores para publicar sus obras es más que adverso: canales supinamente estrechos o limitadas vías oficiales donde el apoyo es contado o bien tiene que hacer sus cosas con sus propios recursos, sabiendo que esto último está casi cancelado para quienes no gozan de una buena posición económica.

                La generación de oro que hoy es reconocida el todo el país, tuvo los cerrojos abiertos de las casas que les imprimían y apoyaban sus trabajos. Ante la escasez de escritores, cuentistas y ensayistas, hubo quienes cuentan que recibieron una oportunidad de publicar un libro desde su edad preparatoriana o quienes, ante su probado talento y este reducido horizonte de plumas, tenían auténticos pedidos para el futuro.

                De ese grupo despuntaron, sin dudarlo, grandes escritores como Juan Villoro y ni que decir de los geniales y desparecidos Carlos Monsiváis y Carlos Montemayor, Enrique Krauze y tantos otros talentos que tenemos la oportunidad de leer sus amplios trabajos, lo que en parte, se debía a este escenario que no demeritaba para nada su capacidad.

                Hoy el talento igualmente sobra, pero visto desde la perspectiva de las editorales, resulta poco rentable apoyar nuevos talentos y algunas, tácitamente rechazan imprimir cualquier trabajo sobre poesía, -sin importar la calidad-, quedando la alternativa de las instituciones oficiales como el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y su homóloga local, que es el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, alguna beca a través de alguna ONG o en el mejor de los casos, el cobijo de organizaciones culturales.

                Podría pensarse que bien ante esta gama de opciones se tiene un entresijo para iluminar el camino de los nuevos escritores, pero historias de grandes talentos que jamás han aparecido ante la baja difusión de las convocatorias. Quien teclea esto, conoce varios casos de gente que sorprende por su ingenio, desbordando talento, pero que sigue en el anonimato, tal vez por el resto de su vida.

                Es necesario empujar una política cultural y científica para quienes tienen algo que decir y que además lo hacen con excelente calidad, para sacar de la clandestinidad a esta nueva generación que puede ser igual o más grande que la presente, no lo sabemos, pero es nuestra obligación que no se quede en el limbo tanta aptitud exaltada y vivaz.

                La vía que queda para quienes desean ver su obra, es la menos recomendable: juntar su propio capital para imprimir sus libros. Cierto es que han emergido, con la era digital, alterativas antes concebidas como la difusión de las ediciones digitales y la posibilidad de comercializar las impresas lo que para algunos, es un recursos poco explotado, pero escasamente limitado dado el pequeño sector que use todavía la red.

                Están también las editoriales que ofrecen la impresión de bajos volúmenes y que con 5 mil pesos pueden hacer un tiraje de un centenar de libros de no más de 100 hojas con portadas rústicas, que lo pone al alcance, aunque todavía lejos para quienes desde los sectores populares tienen ingresos pírricos.

                El reto es grande, pensando en que la sociedad tiene una mordaza, no impuesta por la censura, sino en todo caso, por las condiciones adversas que hacen que desde aquella generación de oro de las letras mexicanas, haya muchos años sin que nazca una nueva que vaya detrás y menos otras que estén a la vista por esta situación.

                Hidalgo es irradia talento, muchos han sido descubiertos y están a la vista Como Agustín Ramos, Abraham Chinchillas, José Antonio Pérez, Virgilio Guzmán entre otros o que ya se fueron como Ricardo Garibay, Genaro Guzmán, o bien talentos salidos del periodismo como Aída Suárez y Javier Peralta, entre otros, pero también es necesario voltear a los que a la fecha siguen mudos para darles una voz que pueda durar y hacer vibrar a la sociedad.    

               

 

 

* Periodista, investigador y economista