EDITORIAL

20 DE SEPTIEMBRE 2012

¿Se ha parado usted alguna vez cerca de una montaña? Si ya lo hizo se habrá dado cuenta que el ser humano es muy pequeño, ¿ha visto usted el mar de frente? Ha notado entonces lo pequeño que somos ante la inmensidad del Océano y la majestuosidad de la montaña, y tan gigantes que creemos ser; el hombre se siente tan inteligente y sabio, cualidades que no le alcanzan para saber quiénes somos y de dónde venimos; como usted se podrá dar cuenta ¡No somos nada!, pero nos sentimos omnipotentes, somos soberbios, arrogantes y vanidosos, que olvidamos lo frágiles que somos como personas; por eso cuando usted ve a un político con falta de humildad, le tenemos lástima, porque el poder es efímero y la dignidad eterna, ¡claro! Para aquellos que tienen dignidad, porque hay muchos que no saben que significa el concepto de esta palabra; Julio Soto, el pasado martes asistió invitado a un evento de índole federal, específicamente de la Reforma Agraria, a su paso, acompañado del Gobernador, secretario de la Reforma Agraria y demás acompañantes, pudimos darnos cuenta de la estatura política de este muchacho, “simple” es el calificativo, aunque algunos lo quieran ver como “gigante”; un “jovencito” que por suerte de la vida ostenta un cargo político, y que ojalá que para bien salga adelante en el compromiso adquirido con la ciudadanía, un jovencito con “cara de niño”, donde flaqueado por el ejecutivo de la entidad y por el líder del congreso se veía “chiquitito” por decir algo en diminutivo; y lo peor vino cuando hizo uso de la palabra, nervioso, se equivocó en su lectura y su discurso fue de acuerdo a su estatura, “chiquito”; en fin, muchos de los asistentes lo ignoraron por completo, aunque él se esmeraba con hacerse el amable, la gente lo evitó, pues comentaban “aquí si nos habla, pero cuando vamos a saludarlo a su oficina ni nos atiende”; qué pensará Julio Soto y sus amigos ¿Que el poder lo van a tener siempre? Sólo faltan cuatro años (si bien les va), y después ¿A qué se va a dedicar Julio? ¿A viajar a China por placer como ya lo hizo una vez, cuando perdió la contienda contra Damián Sosa y Jorge Márquez, o a las Vegas como ya lo está planeando su familia? Sí, ¿pero de qué va a mantener a su familia?, ¡porque como arquitecto es malo! Entonces por qué no Julio Soto busca la manera de hacer política, concilia con todos sus adversarios y piensa en Tulancingo, reconoce que no es tan grande como él piensa, porque es tan pequeño como un grano de arena y no hay nadie que se lo diga por no perder sus canojías; Julio aún está a tiempo de recomponer su camino politico, si realmente “su motivo era Tulancingo...”