¡LO LOGRÓ!, PERO...

10 DE MARZO DEL 2016

Por: Jorge Zamacona

Fernando Pérez logró lo que parecía imposible, su nominación     a la  candidatura a la Presidencia   por Tulancingo, la noticia que corrió como pólvora fue una sorpresa para muchos, ya que la gran mayoría de los Tulancinguenses esperaban a Luis Alberto Marroquín como el ungido; para algunos ciudadanos el desconcierto de la nominación les cayó como un “balde de agua fría” y no faltó quién dijera que hasta el “cielo se entristeció” y empezó a llorar por la sorpresa que dio el PRI ante esta nominación; ahora el Partido Revolucionario Institucional deberá convencer al electorado para que sufrague por el “locutor” el próximo 5 de junio, ya que al parecer la competencia, algunos dicen, no estará tan cerrada, pues hasta el momento la oposición al partido oficial no ha presentado candidatos de peso especifico que amenacen con derrotar al abanderado priista; difícil labor tendrá el PRI en Tulancingo, donde el partido tricolor deberá operar con absoluta efectividad para lograr convencer a la sociedad tulancinguense que Fernando Pérez es el mejor, y éste deberá actuar con  gran sentido de humildad y sencillez por que la gente que no lo consideraba como candidato empiece a confiar en él, de lo contrario las cosas se le complicarán si no cambiara de actitud el nuevo abanderado. Por lo pronto lo primero que deberá hacer Pérez Rodríguez es convencer a sus adversarios políticos que lo apoyen para que la mentada unidad sea real y no se  complique el ambiente de campaña, por ejemplo, es bien sabido que muchos que llegaron a la recta final tienen responsabilidades dentro de la administración  pública y no podrán estar en el “amarre” de algunos liderazgos que no coincidían con Fernando Pérez, la campaña no va a estar sencilla para el “locutor” si se rodea de gente no “grata” o si da indicios de que está entregado a algún personaje en particular por ejemplo al Diputado Federal Verde Jorge Márquez Alvarado; Pérez Rodríguez deberá dar igual trato a todos los cuadros por igual, sin preferencia alguna, porque si hiciera distinciones se le descompondría la “casa” que hoy no la recibe con mucho orden. El reto está latente en el ánimo ciudadano, y hay que “tejer” muy fino para que las heridas no sangren y provoquen males mayores.