¡Sufrí acoso sexual...!

26 DE OCTUBRE DEL 2015

He leído el artículo publicado el 2 de julio del año en curso en el periódico semanal  Razonez. Qué acertado y certero ha sido que hasta me ha motivado (después de mucho reflexionar) a compartirle algo más de información.

Solo le pido no divulgar la fuente de la cual usted la obtendrá por Razonez obvias. Le comento de mí:

Mi vocación principal ha sido la enseñanza, lo que me llevó alguna vez a impartir clases en la institución de la cual egresé, ITP sufrí ACOSO SEXUAL severo por parte del género femenino, a lo cual nunca accedí, pero sí denuncié. El resultado fue salir despedido de la institución.

Años más adelante di clases en el CONALEP de Jaltepec en la carrera de electromecánica, después de aproximadamente más de un año, después de aplicar mi conocimiento y exigir resultados a los alumnos que no querían aprender y que desde luego se reprobaban, me fue exigido por parte de los directivos aprobar al 100% del alumnado aun que no cumplieran con los mínimos niveles de aprovechamiento exigidos. Como me negué a tal cosa; fui despedido. También fui objeto de intentos de soborno por parte de los alumnos hombres, tan es así que cuando esto fue insostenible reporté a tres de los más insistentes ante la dirección de la Escuela; pasó que solo los citaron, frente a mi estuvieron sentados en banquillos y les dijeron que eso no se hacía, no pasó nada más, ni suspensión, ni castigo, ¡nada! Me dijeron que tenían que aprobar su sexto semestre que cursaban,  Uno de ellos, que se llama Mateo, al paso del tiempo vi lo contrataron en la UTEC ¡Para impartir clases en la carrera de electromecánica! Todavía recuerdo algunas de la palabras que me dijo cuando yo era su profesor: “Sabe qué profe, yo soy una papa, a mi no se me pega nada y es más no me interesa, yo ya voy para afuera” ¡Él me ofreció dinero!  Me parece que hasta la fecha sigue laborando en la UTEC, le pagaron una beca para estudiar una maestría en Puebla, ha ejercido a su beneficio apoyos institucionales y del gobierno para según él, prepararse más ¡Mantiene su chamba!

En el año del 2006, me postule para impartir clases en la UTEC, presenté mis evaluaciones y me contrataron por algunas horas. En el año del 2007 junto con otros profesores me enviaron a la unidad escolar que se aperturó en Santa Úrsula, cerca de Huehuetla. Muy bajo el nivel escolar del alumnado que admitieron (de hecho aunque no aprobaron su examen de admisión, los cuales tuve en mi poder, aceptaron a todos), tan es así que no sabían ni sumar, restar, multiplicar o dividir. No sabían ni de la existencia del IVA ¡Preguntaban que qué era eso! Desde luego teníamos una gran misión que cumplir. Yo iba a impartir clases de cálculo, de matemáticas: no entendían absolutamente nada. Fue entonces que recibí la instrucción por parte del Sr. Miguel Ángel Téllez Jardines de dejar de lado el programa educativo, y dedicarme a enseñarles como en la primaria  ¡Qué desperdicio de recursos en todos los aspectos! Y qué decisiones tan fuera de contexto. Siempre fue así por que el año y medio aproximado que estuve allá no pude enseñar más allá. Déjeme decirle que yo acudía a mi labor cargado de libros para repasar, estudiar, enseñar; de mis compañeros solo recuerdo que en ocasiones estudiaban o llevaban algún libro.

Nuestro coordinador Hugo Villalpa ejercía a la perfección sus dotes de “don Juan”, a la fecha al menos se dé una ex alumna que tiene un hijo de él. Siempre fui exigente, eso me llevó a que ya no me dieran clase allá. A él lo removieron antes, y en su lugar pusieron a una Maestra (que ahora continua aquí en Tulancingo en la UTEC) María Elena, que se ponía a llorar cuando los alumnos se salían de clase o no llevaban sus tareas ¡La matricula se vino para abajo! 

Lo peor me pasó acá, cuando di clases en la carrera de electromecánica, colaborando con la directora Xochitl (un títere). En los exámenes los alumnos me ponían un billete de $100 por ejemplo con un clip, lo denuncie ante ella, pero no paso nada. Les otorgaba el permiso de faltar a mis clases para que se fueran a sus convivios que organizaban entre semana, y solo me pedía echarle más ganas para recuperarlos de los temas perdidos ¡El afectado era yo! Había un alumno de la Sierra veracruzana que tenia la fama de salvaje, y del cual me pedía (la directora Xochitl)  no provocarlo porque si no me golpearía. La hermana de ese orangután (perdón) ingresó al primer cuatrimestre y bien que ejercía sus dotes de bailarina exótica (creo), pues estando en la impartición de mis clases en la escritura de algo en el pizarrón, cuando yo volteaba en respuesta al desorden, ella ya estaba arria de las mesas, sin zapatos, bailando de una mesa a otra, con movimientos de “poseída” y haciendo que se quitaba la ropa ¡Imagine que espectáculo! Los alumnos no hacían caso. 


La encontraba sin zapatos y calcetas, desparramada en las butacas, con las piernas abiertas, en completo desorden en clase; las calcetas luego salían volando por las ventanas, los alumnos felices. No me hubiera atrevido a llamarle la atención por que me eché encima a su hermano que me provocaba a los golpes, a la directora que me reclamó el sacarla de clases, Según ella (la directora) hasta otro hermano que tenia (la alumna) como judicial (en el DF), fue a la institución buscando al profesor que le había hecho eso a su hermana para balearlo, amenazando con que a su hermana se le tenía que pasar de curso sin reprobar, si no, ¡iba a regresar a echar bala! Que estúpido, y que estúpida ella de dejarse  amedrentar, si es que fue así. Tuve en ese grupo algunos alumnos que solo se presentaron dos o tres veces en el curso, al final fui obligado por la señora Xochitl a aprobar a todo el grupo, si no, ya no me daría más trabajo; ¡cosa que de todos modos hizo conmigo!

Alguna ocasión, con el grupo de consentidos (a todos los alumnos hombres los trataba así) de la señora Xochitl, se presentó un incidente en el cual varios de ellos fueron a parar a la barandilla, a queja de vecinos del camino hacia la UTEC donde vivían algunos, por escandalizar borrachos, en calzoncillos sobre la calle, salió en el periódico y pusieron el alto a la UTEC, Ella nos reunió (a los profesores de su área) para deliberar qué procedía con ellos, yo le dije que no había mucho que pensar: la aplicación del reglamento para alumnos de la UTEC ¡Y darlos de baja! No podía (ella) hacer tal cosa con sus muchachitos,  los mandó a recuperarse de la cruda durante quince días,  y a los profesores nos castigó con tener que “RECUPERARLOS” del tiempo perdido y conocimiento no adquirido (para el caso, eso no servía).


Yo recuerdo que ese día al acudir a impartir mis clases, al pasar por donde ellos estaban, vi lo que hacían. De regreso a mi casa por en la noche ya se los habían llevado detenidos. Pasó rato; después que ellos regresaron a ponerse al corriente de sus materias, hubo un alumno que no se presentó sino hasta el fin de cuatrimestre, yo lo daba por reprobado. Me insistió y me rogó que lo ayudase a pasar, que estaba dispuesto a hacer el trabajo que se le indicara, en la forma que fuese. A tanta insistencia le pedí un trabajo para el otro día de inmediato, extenso y completo, Se convenció y al otro día, aunque más tarde de lo convenido me lo llevó en una memoria que me dejo. Yo la tuve para revisar su trabajo y le asigne la calificación más baja aprobatoria, era fin de cuatrimestre. Él me anduvo buscando desesperadamente en otros horarios de mis clases hasta que me encontró y pidió la memoria, ¡que le urgía! yo le dije que la había dejado en mi casa, pues no sabía cuando verlo, pero que al otro día se la llevaba. Me pareció rara su insistencia.  Motivado por esto, me atreví  a revisar sus archivos (cosa que no había pensado ni hecho), y ¡SORPRESA! Contenía fotos de ese día de su borrachera finalizada en barandilla, en pleno jolgorio, cruzadas, en cueros en la calle, y... Sí... Ahí estaba la evidencia: la DIRECTORA de la carrera de Electromecánica de la Universidad Tecnológica de Tulancingo, estaba con ellos, que poses, que todo... Me sentí mal de estar viendo algo privado, me daba pena  y mejor dejé todo así. Nunca se me ocurrió ni hubiera querido obtener una copia de eso que estaba en mis manos, eso me aclaraba algunos comentarios hechos por esos alumnos: aprovechaba su puesto para obtener favores de jóvenes para ella.

Me arrepentí cuando me dejó sin trabajo. No fui al único profesor con el que ella actuó así; dando clases posteriores en la UPT, encontré profesores que vivieron algo similar a lo mío con ella como directora.


De la doctora Dulce Barberena, déjeme decirle que otra persona fue quien le elaboró la tesis de su grado. Es una persona que gusta de sacar provecho de su personal, le hicieron su tesis como un favor que ella le pidió; tiene la facilidad de hacer sentir a la gente que es su obligación hacer cosas más allá de lo debido. Como si gracias a ella debieran el trabajo que tienen, a los viajes que se va al extranjero por parte de la escuela los toma de paseo, gasta a costa de la UTEC, falsifica facturas y mucho más.


Le comparto esto de momento por que ya se me hizo tedioso recordar, en otro momento le compartiré más.

Le ruego discreción

Saludos...